Los gatos dedican muchas horas al día para mantener su pelaje en perfecto estado. De hecho es la segunda actividad a la que más tiempo dedican, después de dormir.
Parece que el acicalamiento es una conducta instintiva, pues, incluso gatitos de tres semanas, ya se inician en este arte, convirtiéndose en expertos para las seis semanas de vida.
Las ventajas que les proporciona esta labor son innumerables y, el mero hecho de acicalarse de forma normal, contribuye al equilibrio mental del gato.
En la rutina diaria de acicalamiento, el gato puede llegar a ingerir grandes cantidades de pelo (bezoares o bolas de pelo) que pueden llegar a producir problemas de salud con síntomas dispares como vómitos y estreñimiento. Para evitar llegar a esta situación, podemos ayudar a nuestro amigo mediante el cepillado periódico y la administración de malta que ayuda a expulsar de forma natural el pelo ingerido.
En clínicas veterinarias y establecimientos especializados, se pueden encontrar multitud de marcas, referencias y tipos de este producto. A veces, puede costar dar con la malta que le guste a nuestro gato (se vuelven sibaritas y no todas son de su agrado) pero conviene insistir hasta dar con la adecuada.
En la foto, Golfo disfrutando de esta golosina. Este gato estuvo acogido en mi casa durante unos meses mientras se recuperaba de su paso por la calle. Los gatos domésticos sufren mucho el abandono y, a pesar de la creencia popular, son pocos los que sobreviven. Ahora vive con su hermano gatuno, Pepe, en la casa de Eva que se ha convertido en una buena amiga a pesar de la distancia.
Como Golfo, hay muchos y preciosos en adopción así que, si estás buscando un compañero felino, te dejo dos enlaces amigos, donde podrás conocer a algunos de los peludos que esperan su oportunidad.
http://www.esperanzafelina.com/gatos-en-adopcion-2
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