Y aunque lo hemos dicho mil veces, no nos cansaremos de repetirlo puesto que, muchos problemas de conducta que plantean los gatos adultos, vienen motivados por un juego inadecuado cuando eran jóvenes.
Nunca debemos acostumbrar al gatito pequeño a jugar con nuestras manos (costumbre ampliamente extendida mayoritariamente entre los chicos). Puede parecernos gracioso cuando los dientecitos de leche apenas son agujitas pero, cuando nuestro cachorrito crece y se convierte en un gatazo con la dentición completa y desarrollada, el juego no resulta tan agradable para nosotros aunque, para él, sigue siendo un juego y, además, no entiende que nos enfademos por algo que nosotros mismos hemos consentido.
Es preferible jugar siempre utilizando los juguetes adecuados que mantengan nuestras manos alejadas de las garras y dientes de nuestro gato. Podemos usar los (plumeros o las cañas), que simulan presas y activarlos durante los momentos de diversión, puesto que nuestro gato adora el movimiento y, en cuanto paramos de jugar con él, la actividad pierde interés y se marcha a hacer cualquier otra cosa.
Maggie tiene seis años. Después de pasar casi toda su vida en una casa, ahora espera pacientemente en la residencia que alguien se fije en ella. Es tranquila y prudente, muy discreta y afable. Una preciosa compañera.
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