Uno de los errores más frecuentes que se cometen es tratar al gato como si fuera un perro pequeño. El gato posee una serie de particularidades anatómicas, fisiológicas, metabólicas y de comportamiento que lo hacen diferente del perro. El gato conserva el patrón de alimentación de su ancestro, el gato montés africano (Felix líbica), un depredador solitario, carnívoro estricto. De él conserva la costumbre de consumir presas de tamaño reducido y de alimentarse hasta unas 15‐20 veces por día (sobre todo al anochecer).
En el entorno doméstico el gato debería poder respetar la conducta de ingesta que mejor se adapta a su especie comiendo pequeñas raciones. Por ello debería tener acceso libre a la comida (pienso seco), a menos que el veterinario indique lo contrario, debido a alguna patología o tendencia a la obesidad.
El comedero debe estar situado en un lugar tranquilo, limpio y accesible y siempre debe tener comida. Colocar el comedero en un lugar alto, puede ser una buena opción y, sobre todo, es recomendable en las casas donde el gato convive con un perro pues, de esta forma, evitamos que el perro coma la comida del gato y nuestro gato pueda disfrutar de su comida sin preocuparse por la presencia del perro.
Si queremos que nuestro gato haga ejercicio extra, podemos disponer varios comederos pequeños escondidos a diversas alturas y en varias habitaciones. De esta forma, practicará la habilidad de la caza.
Si lo colocamos en el suelo, debemos tener la precaución de alejarlo de la bandeja sanitaria del gato (nadie quiere comer en el mismo lugar donde elimina)
Las preferencias de los gatos de casa por determinados sabores y texturas suelen aparecen en el periodo de socialización: los alimentos con los que el animal se ha familiarizado desde pequeño serán mejor aceptados, mientras que los completamente nuevos podrían ser rehusados.
Algunos gatos se sienten atraídos de forma irremediable ante cualquier alimento nuevo, (Neofilia) y, si acostumbramos al gato a cambiar constantemente de pienso, tenderá a comer más que de costumbre ante la novedad pudiendo llegar a sufrir de obesidad.
En cambio, en gatos que solo han comido un tipo determinado de comida durante toda su vida, encontramos casos que rechazan de plano cualquier otro tipo de pienso (aunque sea de la misma marca).
En estos casos, hablamos de Neofobia alimentaria. Estos gatos son generalmente muy selectivos a la hora de aceptar un alimento nuevo debido a su sensibilidad marcada hacia las características organolépticas de la comida. Esta situación puede verse incrementada en determinas situaciones (llegada de nuevas personas o animales a la casa, mudanzas, cambios…etc.). También debe tenerse en cuenta cuando el gato ha de ser hospitalizado ante cualquier intervención: Una cirugía y el eventual estado de dolor asociado, junto con el ambiente desconocido y nuevo, pueden aumentar el riesgo de rechazo de alimento y predisponer a la ANOREXIA, un problema grave sobre todo en gatos que presenten sobrepeso. Un gato que deja de comer, está poniendo en riesgo su vida por lo que, debe ser derivado al veterinario lo antes posible para que decida las medidas más adecuadas según cada caso.
Chico es un precioso felino muy muy jovencito, tan solo 1,5 años. En su carta a los reyes magos ha pedido un hogar y una familia para siempre. Es bueno, cariñoso y muy sociable tanto con perros como con otros gatos. Todo un bombón con un carácter increíble
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