Es habitual ver a los perros revolcándose entre ellos y dándose pequeños mordiscos. En general, no debemos alarmarnos, puesto que para ellos, es una forma normal de actuar y socializarse.
En la edad de cachorros, morder les ayuda a conocer todo lo que los rodea.
Sin embargo, cuando el juego se convierte en acoso para uno de los perros, es preciso intervenir para rebajar la tensión y dar tiempo a cada animal a recuperarse.
En el vídeo podemos observar cómo el Boxer y el Terrier se asocian para acosar de forma incansable al Bulldog Inglés que, aunque se queda totalmente inmóvil en señal de calma, no consigue levantarse del suelo. En estos casos, hay que “cortar” la situación separando a los perros y esperando unos minutos antes de intentar reanudar el juego. Si insisten en el acoso hacia el mismo perro, mejor dejarlo para otra ocasión.
os dejamos un ejemplo de la gran Sophia Yin, donde se nos muestra cómo dos perros juegan de manera apropiada.
En general cuando los perros están jugando bien y disfrutando de la actividad, se producen muchas pausas naturales como pararse, darse vuelta, invertirse roles perseguidor perseguido o de repente congelarse en el lugar. Si esto no ocurre, el juego puede dejar de ser seguro y será el momento de intervenir.
Si os fijáis, los protagonistas del vídeo hacen frecuentes paradas e incluso, el pequeño terrier, Jonesy, acude a la llamada sin dudarlo, cesando el juego.