A partir de la tercera semana de vida, los cachorros tienden a alejarse del nido para eliminar, tendiendo a dirigirse cada vez hacia un área más restringida. Un cachorro no puede controlar los esfínteres por completo, hasta los siete meses (algunos más). Es inútil reñirle cuando orine o defeque en un lugar inapropiado pues su cuerpo aún no ha aprendido cómo hacerlo correctamente. El control de la conducta de eliminación se va desarrollando como consecuencia de la maduración del sistema nervioso, el aumento de la capacidad de control de los esfínteres, la regulación de la alimentación y la participación del control voluntario que permite un aprendizaje correcto de los hábitos higiénicos.
Debemos tener en cuenta que lo cachorros tienen necesidad de orinar cada 2-4 horas, mientras que los adultos pueden aguantar 8-12 horas sin orinar.
Podemos ayudar a nuestro cachorro a crear un hábito higiénico adecuado a través de rutinas claras. Si el perrito conoce los horarios de sueño, juego, comida…, su ciclo vital está sujeto a cierta regulación que “obliga” al organismo, a eliminar lo que sobra. De este modo podemos empezar a crear pautas.
Normalmente, los cachorros sienten necesidad de eliminar, al poco de despertar, de comer o de realizar ejercicio físico y juego. Así podemos “preparar” la situación, para tener al pequeño, justo donde nos interesa, cuando siente la necesidad y poder premiar el acierto, convirtiéndolo en una rutina más.
Si además, sabemos identificar su lenguaje corporal y verbal (gimen, andan en círculos encogidos…etc) tenemos la oportunidad de animarle a ir al sitio adecuado y premiarle por ello.
Gara tiene año y medio y es una perrita pequeña, lmuy cariñosa y divertida. Una auténtica alegría de animal y se lleva estupendamente con personas, perros y con gatos.
Contacto: dan.asociacion@gmail.com