Le he bautizado con el nombre de Bibi porque todos merecen tener un nombre. Es una guapísima gatita naranja y blanca de dos meses de edad, regordeta y, aunque ahora mismo aún está un poco nerviosa, estoy convencida que en cuanto se ubique será una gatita súper mimosona.
¿Y cual es la razón de que esté tan asustada y nerviosa? Ese es el meollo de la historia.
Hace unos días una chica muy buena y muy cariñosa con los peluditos, la recogió en un barrio de la periferia logroñesa y la llevó a su casa porque estaba muy malita. Aunque su casa de acogida la ha cuidado y querido mucho este tiempo (y aún la quiere y desea lo mejor para ella), no puede tenerla por más tiempo. Tiene que buscar un hogar especial para Bibi…. algo que está resultando muy difícil, simplemente porque en una cosita de plástico ha salido una rayita. Según esa rayita, Bibi es positiva en leucemia felina.
La cuestión es que, si decides vencer el miedo a lo desconocido y recabar información sobre la leucemia felina, con veterinarios informados, puedes llegar a varias conclusiones:
PRIMERA: La leucemia felina solo es contagiosa entre gatos. Es decir, Bibi no puede contagiar a su familia humana ni al resto de animales que convivan con ella (perros, hurones…etc).
SEGUNDA: NO TODOS LOS GATOS POSITIVOS DESARROLLAN
TERCERA: Aún desarrollando la enfermedad, eso sólo quiere decir que la vida de Bibi podría ser un poco más corta y que, mientras estuviera fuerte y bien atendida, podría recibir tratamiento de las infecciones secundarias que le garantizarían una muy buena calidad de vida.
Bibi necesita un hogar especial porque ella es también un ser especial. He comprobado que se puede dar un pasito adelante… así comienzan todos los caminos.
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