Cada día me sorprende más el género humano. Y no precisamente para bien en algunos casos. La historia de Boston es el ejemplo de hasta dónde puede llegar la crueldad humana.
Boston fue recogido por una voluntaria de la Asociación Protectora de Animales de La Rioja atado al quitamiedos de una carretera. Lo habían dejado allí, entre la maleza sujeto a una cuerda, abandonado, sin comida ni agua para que muriera de hambre y sed o víctima de un golpe de calor, habida cuenta de las temperaturas que hemos tenido. Afortunadamente, Edurne hizo gala de su sexto sentido y lo vio entre los matorrales y vio la cuerda que lo sujetaba a su suerte.
Cuando pararon para rescatarlo, el pobre se deshacía en mimos de puro agradecimiento. Ahora está a salvo en casa de Laura, otra magnífica persona que no duda en abrir sus puertas en estos casos. Ella nos cuenta que es un perro muy, pero que muy cariñoso. Está pegadito todo el rato a cualquier miembro de la familia pidiendo mimos. Le gustan los niños, juega con ellos con mucho cuidado y se tumba boca arriba para que le acaricien. Se lleva bien con hembras y machos y es sumiso.
Las fotos no le hacen justicia, es precioso y no ladra nada.
Si quieres informarte de cómo apadrinar o adoptar a Boston, contacta con la Asociación Protectora de Animales de La Rioja en el 679.06.46.46