Fue ya hace una semana, pero merece la pena recordarlo. Ademar visitó la cancha del Vezsprem húngaro apenas unos días después de que su pivote, el rumano Marian Cozma, fuera asesinado. Una muerte horrible por lo absurda: le confundieron con otro, y le acuchillaron.
Como era de esperar, el partido se convitió en una despedida emocionante para el compañero muerto. Pone la carne de galina ver a hombres como castillos llorando en la cancha. El vídeo que he encontrado es algo largo, e incluye un poco de todo. Pero contiene imágenes conmovedoras. Ahí os lo dejo.
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