Esperemos que eso de que “cuando el río suena…” no sea verdad. Porque el río del balonmano no es que suene: es que atruena . Uno ya puede empezar a preguntárselo: ¿Es el balonmano un deporte corrupto? Los últimos días han sido un tanto descorazonadores al respecto.
Y yo no sé qué es lo peor: si que estas cosas pasen, o tener la absoluta seguridad de que la EHF va a hacer como si oyera llover en todos y cada uno de los casos.
Es que están mas ocupados en sus cosas: por ejemplo, en intentar obligar a la Asobal a cambiar ahora las normas y ‘echar’ al Campeón de la Copa Asobal (Ademar) de la Liga de Campeones, para que vaya el tercero de la liga. ¿Motivo? Bueno, si pueden fastidiar un poco a una liga nacional, mejor que mejor.
Y qué curioso que el perjudicado, Ademar, sea un equipo que criticó duramente a la EHF tras su eliminación de la Liga de Campeones por unos arbitrajes, digamos, sospechosos.
La IHF también anda terciando en el asunto arbitral, así que echémonos a temblar. Más todavía, sí.
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