El balonmano continental sigue su caminito directo a despeñarse por el vertedero. No hay día que pase sin que se conozcan nuevas acusaciones, experiencas o narraciones de hasta qué punto el arbitraje continental estaba podrido… y de hasta qué punto la EHF lo sabía Y LE DABA IGUAL.
Lo (pen)último han sido las declaraciones de un ex-árbitro de primer nivel, el suizo Michel Falcone. Lo que viene a decir: que en muchos partidos se ofrecía dinero, alcohol o mujeres a los árbitros a cambio de manipular el partido. Y si no, amenazas. Y que cuando lo denunciaban a la EHF la organización sancionaba… a los árbitros.
¿Se puede imaginar algo más lamentable?
Pues quizá sí, lo del Kiel. Ahora les han pillado unas cuantas transferencias a Croacia justo antes de la final de la Champions contra el Flensburg, ésa que presuntamente compraron.
Pocas dudas quedan ya: mientras las HF (EHF, IHF) sigan siendo lo que son (órganos dedicados a sacarle la pasta a este deporte) el balonmano va a caminar por el borde del alambre. Y algún día se despeñará.
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