No hay manera de mantener la tensión. Le cuesta a los aficionados, que a estas alturas ya casi se han olvidado de la tensión y la ilusión con la que se acabó la primera vuelta. Nos cuesta a los medios de comunicación, obligados a hablar de un equipo en el que no va a pasar casi nada (o casi nada importante) durante casi dos meses.
Les debe costar también a los jugadores, en fin, porque no es lo mismo entrenar con los partidos encima que hacerlo a un mes vista. Al menos, el Naturhouse no tiene bajas por el Europeo (sólo la burocracia mantiene en Brasil a Ales Silva). Pero no debe ser fácil trabajar como Dios manda.
En fin, son las cosas del balonmano. Un deporte golepado por muchas cosas, entre ellas un calendario lamentable que, además, no tiene pinta de ir a cambiar nunca. Al menos, mientras a la EHF y a la IHF les importa más el dinero que el deporte.