Si he de ser sincero, yo me esperaba más de la pareja de porteros del Naturhouse este año. Y no es porque hayan estado mal, sino que sinceramente creo que pueden estar mucho mejor. Hablemos, pues, de
Gurutz: Es difícil hablar de Gurutz Aginagalde, porque en él hay mucho que valorar de eso que podemos llamar “imponderables”. Cosas que no se ven en la cancha, o que sí se ven, pero no se sabe por qué están ahí. En el vestuario, su faceta de capitán, y también de hombre de club, es vital. Valorándolo bajo los palos, ha tenido días y días. En general no mal, pero tampoco especialmente bien. Nivel medio, digamos. Y puede estar mejor.
Lorger: Gregor Lorger es un hombre diferente en el Naturhouse. Lo dicen quienes le conocían de Valladolid: en tres meses aquí había hablado más que en toda su etapa en Pucela. Bajo los palos, Gregor ha estado generalmente mejor fuera de casa que en el Palacio, y eso es una cuestión de cabeza. Al final de la liga lo arregló con algunos partidos excepcionales en casa. Yo sigo pensando que es un crack en la puerta. El año que viene, asentado, puede seguir demostrando desde el inicio quién es. Y ojito con él.
Se me acaban las vacaciones, vaya. Sólo el lunes. La cosas por la casa franjivino siguen paradiñas, supongo, pero en los próximos días deben moverse (igual es más un deseo que otra cosa, pero en fin).