La que empieza mañana será una semana decisiva para el futuro del balonmano. Varios son los equipos que ponen en juego su futuro. Quizá el más llamativo es el Ciudad Real, cuyo presidente, Domingo Díaz de Mera, ha anunciado que si para el día 30 de junio no aparece un grupo de empresarios con 4 millones de euros, se coge al equipo, lo monta en el AVE y se lo lleva a Madrid, bajo el nombre de Neptuno. No me quiero imaginar qué podría pasar en Logroño si se llegase a una decisión de esa magnitud.
Pero no sólo el Ciudad Real tiene por delante una semana difícil. El Granollers, que arrastra una deuda cercana al millón de euros y tiene ocho jugadores con denuncias presentadas por impagos de los meses de marzo, abril y mayo, tiene como límite el próximo día 30 para liquidar sus deudas. De no ser así, podría perder la categoría. Y lo mismo ocurre en otros clubes como el Antequera o el Arrate, que arrastran deudas y suman denuncias.
Y entre todo esto, la Asobal y la Federación Española de Balonmano viven momentos tensos. La Federación le reclama 300.000 euros en concepto de arbitrajes y la Asociación afirma con contundencia que abonará esa deuda a final de este mes. Así que veremos qué pasa esta semana, trascendental en el futuro de este deporte.
Por Martín Schmitt