Está visto que al balonmano español le ha mirado un tuerto. Estando las cosas como están, con una liga que ha perdido gran parte de su caché competitivo por culpa de la debacle económica de un buen montón de clubes, resulta doloroso que otros dos clubes se vean privados de su plaza de Asobal por problemas “económicos y administrativos”.
Pero así ha sido. Cangas y Teucro, los dos gallegos, se quedarán sin Asobal por no cumplir a tiempo con la documentación requerida o con el pago de los avales. La decisión no parece tener vuelta atrás: Asobal ya ha invitado a Zamora y Gijón, y cuando se da ese paso, es que es demasiado tarde para rectificar.
El conflicto actual no se entiende sin un poco de memoria. La relación entre Asobal y los clubes gallegos, sobre todo el Cangas, siempre ha sido delicada, con momentos de guerra total. Las cosas están torcidas desde que, hace años, Asobal sancionara al Cangas por negociar sus derechos televisivos con la TVG aparte. Algo que va radicalmente en contra de los estatutos de la Asobal, que negocia esos derechos en bloque buscando un mejor reparto para todos los clubes.
Se puede jugar la liga Asobal sin pertenecer a la asociación Asobal (hace bien poco ocurrió con hasta tres clubes el mismo año, y uno de ellos era, cómo no, Cangas). Pero la decisión de este año es distinta: se excluye a los dos gallegos por no hacer los deberes. Ahora éstos se echan las manos a la cabeza, pero en sus propios actos se trasluce una voluntad de tensar la cuerda. Por ejemplo, el hecho de no hacer caso a los requerimientos de la Asobal, solicitud tras solicitud. O el hecho de que Cangas pusiera mil pegas para pagar la cuota y que, cuando lo hizo, fue “voluntaria y conscientemente” en la cuenta de la Federación, no en la de Asobal.
En fin. Aparentemente, el conflicto se ha larvado durante tanto tiempo que al final ha acabado estallando. Ahora, repito, con dos equipos ya invitados, es difícil que haya marcha atrás. Será una pena: el balonmano gallego no se merece perder en los despachos lo que ganó en la cancha. Pero sinceramente: este deporte se ha medio ido al guano porque los dirigentes de los clubes parecían tener patente de corso para saltarse todas las barreras. Quizá ha llegado el momento de subir esas barreras.