Otra vez sopa. Como diría mi paisana Mafalda. Al igual que en el 2014, y por unas circunstancias similares, el Naturhouse se va de vacío de la pista del Metalurg, un pabellón maldito, impresionantemente irrespetuoso con el visitante donde es muy difícil jugar. Pero la derrota 24-23 de esta noche tiene varios nombres propios. Para empezar, el portero macedonio, Darko Arsic, que no sólo paró el último balón a Ángel Fernández, que acabó abatido por el fallo, sino que amargó, sobre todo en la primera parte, a un Naturhouse que luchó por no desesperarse con los árbitros. Porque los siguientes protagonistas del encuentro fueron los húngaros Péter Herczeg y Péter Südi, que quisieron deliberadamente entorpecer el juego franjivino.
Los colegiados no tuvieron la misma vara de medir en un área y en otra, los penaltis por invasión de área eran falta ofensiva si el que atacaba vestía de franjivino; veían falta en los bloqueos en la retaguardia franjivina, no excluían a los defensores que tocaban a los extremos al lanzar… En fin, una atrás de otra y el Naturhouse tratando de no entrar en el juego de las protestas. Pero lo cierto es que el conjunto riojano se fue del partido.
En la segunda parte reaccionó, más con pundonor que con buen juego. Pablo Cacheda y Haniel Langaro jugaron un gran partido, poniéndose el equipo al hombro. Dieron vuelta el resultado y el Naturhouse, a falta de ocho minutos ganaba 20-22. Luisfe intentó entrar por el lateral, y en vez de penalti, falta de ataque. El Metalurg empató y el Naturhouse jugó su peor tramo de encuentro, con pérdidas, balones a la grada, pases mal dados. Pero incluso en esa fase intervinieron los árbitros. Con 30 segundos por jugarse, Langaro estrelló el balón en el palo para empatar y el rebote lo cogió Ángel en el extremo medio metros antes de que saliera. Pero los colegiados dijeron que sí había salido.
No obstante, Kappelin paró el lanzamiento de Obradovic y con diez segundos por delante pasó la pelota a Ángel y su tiro fue blocado por Arsic con la mano izquierda. Asunto terminado. Nos volvemos a casa con cara de tontos.
Me fui con mucha rabia del pabellón del Metalurg y creo que en mi crónica de Diario la Rioja queda reflejada. Es indignante que la EHF no intervenga en este tipo de casos tan flagrantes de arbitrajes tan caseros. Cierto es que el Naturhouse, sobre todo en el tramo final, cometió varios errores, pero el arbitraje tuvo mucho que ver en el desarrollo del partido. Skopje, una vez más, es un sitio maldito para el Naturhouse, que desde ahora debe empezar a pensar en el Puente Genil.