El CB Ciudad de Logroño se despidió esta noche de la Champions League. No sabemos hasta cuándo, pero el futuro incierto presagia que por lo menos por un tiempo. El equipo riojano cayó esta noche con justicia ante un HBC Nantes que está en otro nivel, no solo en lo deportivo. El espectáculo que se montó esta noche en el Trocadiere de Nantes fue espectacular, en justa medida con la calidad de una plantilla que está para grandes cosas. Poco pudo hacer el bloque riojano para evitar el 37-31 final, que permite al conjunto galo acceder a los octavos de final de la mejor competición de clubes del mundo.
Nada pudo hacer el Naturhouse salvo levantarse ante cada contraataque que acababa en gol del Nantes y seguir dando la cara, como ha hecho en toda esta Liga. Como anécdota, y para mostrar el poderío de un conjunto como el de Nantes, el Paris Saint Germain cayó ante los de Thierry Anti por la misma diferencia de goles que el Naturhouse esta noche. Pero no es excusa. Los franceses fueron y son tremendamente superiores a los franjivino.
Un equipo, el Naturhouse, que estuvo arropado por más de medio centenar de aficionados que, pese a saber que la eliminatoria estaba muy difícil, se metieron entre pecho y espalda 1.500 kilómetros (ida y vuelta) para vivir una jornada muy especial. Porque los hinchas, comandados por la peña Orgullo Franjivino, se lo pasaron en grande. Se divirtieron, se lo hicieron pasar bien al público local, participó de la fiesta y minimizó la derrota de los suyos. Una pasada. Porque al acabar el encuentro, permanecieron en el pabellón hasta que los jugadores salieron hacia el bus.
En fin, que espero que esto no sea un adiós sino un hasta luego. No sé si el club haya jugado esta noche su último encuentro en Champions. Para algunos jugadores como Rubén Garabaya, que no ha podido participar por estar indispuesto, o Albert Rocas, muy acertado con cinco goles, pudo ser quizá su adiós después de una dilatada carrera en esta competición.