Gran triunfo el del Ciudad de Logroño en Pamplona anoche. Una victoria (27-29) que debe servir como punto de inflexión para salir de la espiral negativa en la que se halla. O hallaba. El triunfo sobre el Anaitasuna fue sufrido pero quedaron demostradas muchas cosas que hasta ayer estaban en tela de juicio. Para empezar, el corazón con el que jugaron los franjivino. Se dejaron la piel, desde el que jugó los 60 minutos hasta el que aportó menos. Todos a una. También quedó en evidencia algo que se me preguntaba una y otra vez durante estas semanas: la relación de los integrantes de la plantilla es muy buena. Hay mucha unión, hay grupo, hay equipo.
Además de equipo, anoche en Pamplona se ratificó que hay un gran entrenador delante de este equipo. En los tiempos difíciles siempre asoman los más críticos de Jota González. Y estas semanas no fueron la excepción. Ayer, demostró tener un gran conocimiento del rival, supo frenar al movedizo y fintador Balenciaga, rompió el partido con el 5-1 y supo mantener la templanza cuando uno de los mejores jugadores de la historia del Ciudad de Logroño, Rubén Garabaya, se marchó expulsado en el minuto 46. Me alegro mucho por él y por el club, que estoy seguro que está al cien por cien con el técnico.
Ya en lo deportivo, voy a destacar por supuesto la impresionante actuación de Jakub Krupa, autor de 22 paradas, pese a las estadísticas de Asobal, que siempre son muy flojas. Anoche, al llegar de Pamplona, vi el partido y las volví a contar: 22 en 49 lanzamientos. Es decir, un 45 por ciento de efectividad. ¡Bestial! Le faltaba al checo un partido así.
Luego, Rubén Garabaya, hasta su polémica tercera exclusión (él jura que no tocó a Oswaldo), era el faro del equipo, sobre todo en defensa. Su intensidad, a sus 39 años, es envidiable. De mayor quiero ser como el asturiano, que también jugó espléndidamente en ataque. No me quiero olvidar de Ángel Fernández, autor de diez goles en once lanzamientos (y en el bus se lamentaba de haber tirado al corto). El cántabro apuntó en Twitter que el de anoche es quizá la victoria más importante desde que es franjivino. Brutal. También me gustó Lazar Kukic, su verticalidad y sus tiempos, la defensa de Miguel Sánchez-Migallón y el ímpetu de Juan del Arco, intentándolo uno y otra vez.
Bueno, que la victoria de anoche calme la ansiedad y traiga paz al Ciudad de Logroño. La meta sigue siendo sumar 20 puntos (alguno en el scribble live me dijo ayer que no le salían las cuentas). Ir paso a paso, ser un poco Cholistas. Ahora, la próxima meta es el Teucro, que visita el Palacio el martes próximo, a las 20.45. Antes de despedirme os dejo algunas imágenes de las celebraciones de anoche. Hasta el martes.