La pretemporada del Ciudad de Logroño sigue adelante sin demasiados contratiempos. Si habéis leído esta semana Diario La Rioja, ya sabéis que Domen Sikosek ha regresado y se entrena con el equipo desde hace unos días. El martes se unió Antonio Serradilla después de su periplo por Moscú y Estambul. Y el club continúa buscando compañero para Gabriel Ceretta, que sigue en Brasil intentando solventar algunos papeles burocráticos. Pero de momento, nada. Este año, a diferencia de los demás, el equipo franjivino no jugará ningún amistoso. No corren buenos tiempos para ello y creo que es una decisión correcta.
La peor noticia para la afición es que debido a las nuevas restricciones aprobadas por el Gobierno riojano no podrá haber público en el Palacio de los Deportes hasta el 23 de febrero. De tal forma, la afición no podrá entrar a los partidos ante el Sinfín cántabro (previsto para el 3 de febrero) ni el que enfrente al Logroño con el Guadalajara, que se jugaría el 13 de febrero.
En otro orden de cosas, os dejo la columna semanal publicada el miércoles 20 de enero, que versa sobre la sensación del Mundial, que lamentablemente se ha marchado ya de Egipto:
Gauthier no es Eric
Ni las renuncias de Estados Unidos y República Checa; tampoco la inmensa actuación del veteranísimo Raúl Entrerríos en su última batalla mundialista. La sensación del certamen que se disputa estos días en Egipto es otro bicho. Uno que pesa casi 140 kilos y que es la antítesis a un deportista de élite. Gauthier Mvumbi Thierry es congoleño y hasta el mismísimo Shaquille O’Neal le ha echado flores. Juega de pivote. Y lo hace realmente bien. Su inmensa figura, como no podía ser de otra forma, se hizo viral y poco tardaron los gurús del balonmano en salir a protestar, incluso a llorar, que si este noble deporte solo es noticia con trivialidades como la del ‘Gigante’ y cuestiones similares.
Por obvias razones, y aunque me saque varios kilos, me identifico con el bueno de Gauthier. Ambos somos fuertecitos y deportistas (servidor de manera amateur). Y no hay que equivocarse: Gauthier no es Eric Moussambani, aquel ‘nadador’ olímpico guineano que casi se ahoga en una piscina de Sidney. El congoleño es un buen pivote. Nadie le puede disputar un balón en seis metros, gira de manera soberbia y tiene un lanzamiento eficaz (marcó 13 goles en 14 tiros en Egipto). El exfranjivino Guillermo Barbón, que durante estos días busca regresar el balonmano a Albelda, le ha enfrentado y da fe de su calidad. Además, es un buen mensaje al mundo: en el balonmano no importa tu estatura, tamaño, color o calidad. Todos tiene cabida.