Puede que Jon Belaustegi no juegue en Torrevieja. Sería lo lógico: la tarjeta roja que vio ante el CAI le supondrá una sanción de un partido. El Comité de Competición de la Federación Española de Balonmano se reúne mañana (bueno, ya hoy, que son las doce) y probablemente decida la sanción.
No hay mucha duda acerca de que Belaustegi se la mereciera. Hizo lo que tenía que hacer (un placaje) para detener el último ataque del CAI, e imposibilitar así que hubiera empate. Sin embargo, ésta es una de esas reglas del balonmano que convendría cambiar. Y hacerlo YA.
En esta ocasión nos beneficia, pero en otras nos ha perjudicado. Un defensor puede evitar que haya un ataque a pesar de que hay tiempo para ello. De acuerdo, ve la roja, y se perderá un partido Pero eso ¿de qué le sirve al equipo que iba a atacar? De nada.
De hecho, es posible que la sanción le perjudique. ¿Y si Belaustegi, por ejemplo, no puede jugar y es baja importante en un partido contra un rival directo del CAI, digamos? El CAI saldría doblemente perjudicado.
Todo ese tipo de faltas en el último minuto deberían ser automáticamente un penalti. Si no, el infractor siempre es beneficiado, y el otro… que se fastidie. No cuesta tanto cambiarlo, y sería mejor para todos.