Cómo saber que uno está en Torrevieja:
Hay un bonito pabellón, espectacular por fuera, con gran piscina. Aunque la entrada es un tanto kafkiana: con semejante puerta, a la grada sólo se accede por esa escalerita casi de caracol que se ve a la izquierda. Claro, se forma cola.
Y hay muchos turistas. No es que la ciudad sea bonita (que no), pero uno, de repente, se puede encontrar con esto.

Y aunque un viaje de un día no da como para causar morriña, de repente uno va paseando y ve publicidad de Santos Ochoa, y nota un punzadita. Mi caaasa.
Voy a coger un avión, que a las siete tengo baloncesto.