¿Os acordáis cuando una semana atrás dije en este mismo espacio que sí se podía? Porque este equipo es capaz de todo. De darnos unos buenos disgustos como contra el Cuenca, el BM Aragón o el Academia Octavio, pero también es capaz de brindarnos alegrías como el triunfo ante el Atlético de Madrid, jugar una Copa Asobal, la final de una Copa del Rey y vencer, sin ningún tipo de duda, a uno de los mejores cuatro equipos del mundo, como lo es el FC Barcelona, al que el Naturhouse le quitó el invicto de más de treinta partidos. Impresionante.
Siempre creí en este equipo y ayer en un solo momento tuve una duda: cuando Capote se fue con la roja y el Barça metió tres goles en un minuto y medio. Pero el Naturhouse, mi querido CB Ciudad de Logroño, supo salir de esa con tranquilidad, mente fría, corazón caliente y un juego tremendo, con los pequeños (Velasco y Mindegia) al poder moviendo la pelota de un lado a otro, encontrando a los extremos, al pivote, penetrando, obsequiando un gran balonmano a los casi 3.000 aficionados reunidos en el Palacio. Tremendo.
Soy bastante sentimental y no pude evitar derramar una lágrima de emoción en alguno de los eternos abrazos que di en el Palacio, a periodistas, aficionados, familiares, familiares de jugadores, directivos, cuerpo técnico y sobre todo a jugadores. De hecho, esperé a que salgan uno por uno para darles un abrazo. Un día para la historia del club y de la ciudad y su mejor patrimonio: la afición.
Ahora queda rematar la faena en León, donde dependiendo del resultado del Ademar ante el Atlético de Madrid no valdría el empate o la victoria para alcanzar la tercera plaza. Quien se ha quedado fuera ya de esa pelea es el BM Aragón, que solo puede aspirar a luchar por la cuarta plaza. Pero no quiero hablar de estadísticas y del futuro. El presente es sencillamente espectacular. Qué partido del Naturhouse, de absolutmente todo el equipo. David Cuartero hizo 10/11; Curuvija también estuvo genial jugando casi los 60 minutos; Capote fue una fiera en la defensa; Thiagus, en su línea, como un moscardón encima del balón; Jorge Martínez, impresionante con 18 paradas; Niko Mindegia, genio y figura, haciendo jugar y buscando la acción individual cuando las circunstancias así lo demandaban… En fin, que todos jugaron a un nivel sublime.
Este equipo merece una buena celebración, pase lo que pase en León. Esta ha sido la mejor temporada de su historia, una campaña en la que el Palacio vio cómo dos de los mejores equipos del mundo sucumbían. Ahora, a gozar.