Dicen fuentes bien informadas (y anónimas, claro) que anoche Jota González bailó de madrugada con sus chicos como nunca se le había visto. No es raro, claro: el entrenador del Naturhouse libró el sábado una guerra táctica contra el maestro de las tácticas. Y salió bien parado.
Partidos como el de ayer deberían ponerse en las escuelas de entrenadores de balonmano, si es que tal cosa existe. Juan Carlos Pastor y Jota González libran, cada vez que sus dos equipos se enfrentan, una partida de ajedrez en la que cada uno intenta adivinar los movimientos del otro y anticiparse antes y durante los 60 minutos. Ayer se pudieron ver dos buenos ejemplos.
Tiene su riesgo, claro, porque una pérdida de balón deja a su equipo con la puerta vacía. Pero también ventajas porque, si se hace bien, evita los problemas de las inferioridades.Y el Valladolid lo hace bien: bascula el balón en la dirección contraria al extremo con peto, y cuando la jugada se acerca al fin, el extremo en cuestión ya está volviendo como un rayo para dar entrada al portero.
Lo interesante es cómo afrontó Jota el asunto. El entrenador del Naturhosue puso a sus hombres a presionar al lateral contrario al de extremo con peto, basculado la defensa justo hacia ese lado del ataque. Lo que buscaba: que el balón atacante no pudiese ir en esa dirección, sino que tuviera que venir precisamente hacia el extremo de peto, que está “en duda” porque tiene que estar pendiente de salir disparado como un rayo hacia su banquillo.
El plan de Jota era arriesgado, pero tenía su recompensa: en el peor de los casos, el extremo con peto podría llegar a tirar, pero tanto si marcaba como si no, quedaba inhabilitado para deshacer su cambio rápido, dando ventaja a la contra local con la puerta vacía. La táctica de Jota no salió bien a la primera, porque sus hombres no bascularon lo suficiente la línea defensiva hacia el lado contrario. Después sí: en una ocasión Rentero se quedó colgado en el ataque, en otras hubo malos tiros y robos. La pena, que sólo en un ocasión Velasco aprovechó que la portería estaba vacía para marcar desde su campo.
Jota ganó esa batalla táctica, pero Pastor ganó otras. Habrá segunda parte.