El gran Jorge Martínez deja el balonmano profesional. Y no por carecer de ofertas para seguir jugando, que las tenía (muchas de ellas del extranjero). El portero asturiano, que ha defendido la camiseta del Naturhouse durante las últimas tres temporadas, ha decido emprender un proyecto personal alejado de las pistas en Estados Unidos junto a su familia. Jorge deja un deporte que ama y le apasiona casi veinte años después de debutar en la Liga Asobal, cuando defendió los colores del BM Valladolid en 1996. Desde entonces, ha aportado su calidad debajo de los tres palos en Valencia, Alcobendas, Ademar, Teka Cantabria y Antequera, antes de desembarcar en el conjunto franjivino.
Ha jugado la Copa EHF y la Champions y ha sido uno de los pilares fundamentales del equipo en la segunda vuelta de la Asobal, la de los récords históricos del CB Ciudad de Logroño. Pero no solo en el aspecto deportivo ha destacado Jorge. También en el humano, en el vestuario, con los compañeros. Como ejemplo de ello, las lágrimas que derramó Thiagus Petrus mientras abrazaba al asturiano en los instantes finales del encuentro ante el Barça. Un gran tipo, con un particular sentido del humor, gran jugador de pocha y un muy buen aficionado al golf. Jorge Martínez ha dejado una huella importante en Logroño y, sobre todo, en el mundo del balonmano.
La temporada que acabó hace unas semanas, ha sido muy intensa, sobre todo en lo sentimental. La despedida del balonmano profesional de Jorge Martínez se une a las de Unai Arrieta y Miguel Ángel Velasco, que continuará de segundo entrenador en el conjunto franjivino. Desde aquí le deseo lo mejor, porque se lo merece.