Contundente, con balonmano vertical, con buen juego, con algunas lagunas (los primeros diez minutos de la segunda parte), pero con mucha intensidad. Y eso, viniendo de un equipo que llega de sorprender a Europa en casa del Kiel y ante 8.000 personas, no es fácil de llevar a cabo. Pero el Naturhouse ha dado esta tarde una clase de cómo matar un partido desde el inicio. Porque el comienzo del equipo franjivino fue espectacular, sin errores, con una defensa tremenda, con seguridad en la portería, con rapidez en el manejo del balón, en las circulaciones, con acierto de cara a portería.
Todos los jugadores de pista marcaron por lo menos algún gol, lo que demuestra cómo jugó el equipo en equipo. Y los que estábamos fuera, calculamos unos 1.500, que ya es por el día (la despedida de Titín), disfrutamos mucho. Porque del rato de incertidumbre, que el Huesca se puso a tres goles (23-20) se salió con facilidad, con trabajo, eso sí. Fue incrementar un punto la intensidad defensiva para abrir un nuevo hueco hasta el final del partido. En el apartado individualidades, me gustó sobre todo Rubén Garabaya, un titán defensivo. Y también, en ataque, los otros dos pivotes, Ángel Romero y Javi García. Muy bien estuvo Pablo Cacheda y los cuatro extremos, Pedro y Ángel en la primera parte, y Juanín y Albert Rocas en la segunda.
Jorge Gómez Lite estuvo muy bien en la primera parte, y Gurutz, en la segunda. Se están complementando muy bien ambos, que es lo mejor que le puede pasar al Naturhouse. Luisfe sudó la camiseta en defensa y también pudo aportar bastante en ataque, sobre todo en la primera parte. Y el día que Stenmalm afine la puntería va a ser un auténtico crack. Pero sobre todas las individuales me quiero quedar con el equipo en su conjunto, con las ganas de gustar con la que acabó, con la intensidad defensiva, con la alegría del ataque. Muy buen resultado ante un rival directo, no lo olvidemos. Además, de cara a una posible igualdad al final de la Liga, este 40-25 viene muy bien.