No sé si habrá un antes y un después del empate conseguido por el Naturhouse en Benidorm. Quizá estemos ante el final de un hermoso ciclo que duró cuatro años. Porque definitivamente esta noche el CB Ciudad de Logroño se despidió de la lucha por la segunda plaza liguera. Pero, en mi foro interno, creo que el adiós es más profundo todavía. Del 27-27 contra el Benidorm existe poco análisis en lo táctico. El equipo no supo matar un encuentro que parecía controlado, falló mucho delante del portero rival y se lió en la segunda parte, permitiendo que el ‘efecto Zupo’ cayera como una losa sobre el conjunto riojano.
El empate ante el Benidorm, un equipo en zona de descenso, evidenció algo mucho más profundo, de mucha más trascendencia. Los alicantinos, con menos juego, mostraron más raza. Algo que no es nuevo. En Cuenca, sin ir más lejos, ocurrió más de lo mismo. Considero que no es el momento de señalar a nadie porque por delante quedan ocho encuentros, además de la Copa del Rey, y de momento no se puede tirar la toalla. Son tiempos por los que nunca ha pasado este club, cuyo futuro está todavía pendiente de patrocinio. Nunca en todos sus años de existencia, los vientos le han soplado tan en contra como ahora. Es época de incertidumbre y ésta no es buena compañera.
Pese a que el objetivo en Champions se logró, el tercer puesto parecen una migaja para muchos. Hay que esperar al final de la temporada para hacer un balance pero hasta entonces todo parece indicar que será un camino lleno de piedras. Jota González, al acabar el partido, dijo saber lo que ocurría pero que prefería guardárselo. Una entrevista que vale la pena leer mañana en Diario LA RIOJA.