Mejor dejar pasar las horas para librarse del cabreo, dicen. Pero a mí se me pasa lo justo. Me cabrea no haber sido capaces de ganar el partido de ayer, y pensar que en realidad lo que faltó fue un puntito de carácter: carácter para haber parado ese último ataque del partido con una falta de tarjeta roja, de ésas de parar al atacante y dejar que pasen los segundos.
Era fácil, carallu: uno coge al tipo del balón, le agarra, le inutiliza, se gana una tarjeta roja y quizá un partido de suspensión. Lo hizo Jon Belaustegi el año pasado. Pero se para, y el partido se gana. No se deja atacar, no se intenta defender como si fuera un ataque más, porque no lo es.
Es el primer partido, y hay tiempo más que de sobra para cambiar esas y otras cosas. Y Torrevieja será un buen sitio para hacer que se me pase el cabreo. A mí y a otros, supongo.
Viendo el partido de esta tarde, y cómo el Lábaro se pasaba por la piedra al San Antonio, he empezado a tener dudas. Cierto es que en la primera jornada siempre pasan cosas raras. Pero es que estas “cosas raras” son demasiado raras.
Ahí van los resultados:
¿Hay una rebelión en la Asobal, o todo es producto del primer arreón de locura? Pues no sé: Ademar sólo puede empatar con Alcobendas, y de milagro. Cuenca se pasea por Granollers, y el Lábaro arrasa con el San Antonio. Y lo hace por la tremenda, con una defensa magnífica, llena de intensidad, con una velocidad de movimiento de balón sorprendente, con algún jugador magnífico. Y Arrate viene a Logroño y empata, enseñando cosas buenas.
Por mi parte, visto lo visto, me como mis palabras: si Lábaro mantiene la mitad del nivel de hoy, no pasará el más mínimo apuro en esta liga. Y lo mismo para Alcobendas, o para Cuenca.
¿Será la locura del primer día? ¿O la rebelión de los despreciados? En fin, ahí queda la clasificación: