Nublado, pero sin frío. Gris el día en una ciudad no demasiado bonita -ni demasiado fea. Viva Dunkerque, que aquí estamos. En el hotel Welcome, que es como toda la ciudad: ni demasiado bonito, ni demasiado feo. Pa entendernos: cualquier hotel de Logroño es mejor que éste.
Lo primero es lo primero: todos bien. Acabo de volver del entrenamiento del Naturhouse en Les Stades de Flandres, y todo el mundo está donde tiene que estar. Más o menos, es decir: a todo el mundo le duele algo, y Jota González decía que no veía a la gente entrenando al mismo nivel que antes de Alcobendas.
Pero las sensaciones engañan, y los entrenadores, a veces, más: a estas alturas nadie se fía de lo que dice nadie. Y cuando, esta mañana, un periodista francés le preguntaba a Jota qué vídeos había visto del Dunkerque, Jota se ha hecho el sueco: como para dar pistas estamos.
Luego os cuelgo unas cuantas de las fotos que ha estado haciendo hoy mi compañero Juan Marín. Que ahora mismo está tratándolas. Y con ellas vendrá algún detalle más. Pero ahora me pongo a escribir mis cosas de mañana en el periódico. Que hay mucho que escribir, porque mañana habrá mucho que ver.