Acabo de terminar un esprint de seis páginas en hora y media. Pero ya está. Es curioso: el deporte es un sinsentido, y todos lo sabemos. Y sin embargo, qué momentos de felicidad absoluta es capaz de dar. Hoy mucha gente en Logroño ha sido absolutamente feliz durante un buen rato, viendo como el Naturhouse derrotaba al Dunkerque (30-24).
Que estamos en semifinales, en fin. Mañana hablamos más. Por ahora, os dejo lo que se me ocurría mientras llegaba al coche, saliendo del Palacio.
Ahora que me oigo se me nota emocionado, ¿verdad? Lo estaba, lo estaba. Qué noche. Qué noche.