No es nueva la queja: a los equipos alemanes se les permite un nivel de dureza defensiva desconocido para otros equipos. Pero esta vez la cosa debió ir más lejos. Me resulta muy gráfico el comienzo de la crónica que hacía del partido Raul Lahoz, del Heraldo:
“Se chocaron las palmas de las manos de forma sonora el árbitro francés y el entrenador germano en el túnel de vestuarios. Chocar las cinco (‘give me five’). Saludo con genuino sabor americano para festejar un latrocinio en Aragón. El trencilla Stevann Pichon sonreía de forma ostensible. El técnico Volker Mudrow declaraba una austera satisfacción. El delegado de campo, Ángel Pérez Ágreda, mostraba su incredulidad mientras acompañaba a los colegiados hasta el vestuario. Al abajo firmante se le quedó cara de idiota. Para alucinar en colores. La historia es así. Así fue en Alemania, donde los árbitros ayudaron a ganar al Lemgo de forma escandalosa. Y así fue en España, donde le ayudaron a no perder. Así ha alcanzado la semifinal de la EHF el Lemgo. Así ha quedado eliminado el CAI Aragón.”
Podéis leer la crónica completa aquí , y un reportaje posterior sobre el asunto, también del Heraldo, aquí .
Al Naturhouse estas cosas le afectan, evidentemente, porque puede temerse lo que le espera. Pero esta vez además hay una afección directa: el alemán Bechtloff fue expulsado en el último minuto con tarjeta roja, lo cual debería impedirle jugar las semifinales. Pero las jugará, porque los árbitros se “olvidaron” de anotar ese “pequeño detalle” en el acta.
Un equipo de 6,4 millones de presupuesto, larga trayectoria europea y mucha influencia se enfrenta a un español sin nombre ni dinero, ni trayectoria. Que Dios nos pille confesados.