Hoy he estado leyendo en alemán. No entiendo nada de ese idioma, así que he pedido ayuda. Y la verdad: la cosa me ha mosqueado entre mucho y bastante.
Todo venía a cuento de un artículo publicado por el Liipische Landes Zeitung , el periódico local de la región de Lemgo. El artículo lo escribió Dietmar Welle, un periodista que estuvo en Logroño.
Lo que cuenta: que en el autobús que les mandó el Naturhouse no funcionaba el aire acondicionado; que los bocadillos que mandó el Naturhouse no fueron suficientes para todos; que sólo pudieron entrenar en el Palacio a las 20.30, por lo cual acabaron acostándose a las 12; que en el hotel había ruido. Y que el director deportivo del club, Volker Zerbe, prefiere no pensar que todo fuera un plan para fastidiarles.
Y para terminar, que el Naturhouse estará en Lemgo tres noches, pero que ellos sólo les pagan dos, que es lo que manda la EHF.
Dicho llanamente: que estos españoles son unos fulleros tramposos que hicieron todo lo posible para que el Lemgo perdiera, y uitilizando malas artes. Esto último no lo dice Dietmar Welle, claro. Pero es lo que cualquiera entendería de esa narración.
Sobre todo si, para acabar de ambientar, uno la complementa con una foto de los empujones del final del partido poniendo que el segundo entrenador del Lemgo tuvo que refrenar a los españoles… sin ni siquiera mencionar que todo empezó por una agresión de Kubes.
Así están los alemanes. Calentando el partido.
Sólo una cosa más. Ese periodista en concreto tenía mi correo electrónico y mi teléfono. Lo digo porque si hubiera querido comentar algo con alguien, o averiguar algo (por ejemplo, por qué el Palacio estaba ocupado hasta las 20.30), lo hubiera tenido sencillo.