Tontos de los cojones
Pido perdón. Discúlpenme ustedes el exabrupto inicial; siempre he sido un poco dado a soltar malos palabros, pero mi mujer estaba logrando educarme, y más desde que tenemos churumbel. Que lo aprenden todo. Pero no me ha quedado más remedio que recaer, por la cosa de la exactitud. Aunque, en mi descargo, me temo que […]