Hay ocasiones en las que los políticos van con el piloto automático encendido. Se nota en muchas ruedas de prensa: todo el mundo, periodistas incluidos, saben qué va a decir el que da la rueda de prensa. El político sabe que los de enfrente lo saben, pero es casi una obligación decirlo. El resultado: un aburrimiento mortal para todos, audiencia incluida. Un par de ejemplos bien riojanos.
Cada fin de año toca balance. El día 30, una de mis políticas riojanas favoritas, Concepción ‘Cuca’ Gamarra, hizo el suyo a propósito del 2008 en el Ayuntamiento de Logroño bajo el mandato del alcalde Tomás Santos. Había sido, según sus palabras, “un año perdido“. Metafórica. Aunque no muy original.
Porque el limbo debe estar lleno de años igualmente extraviados. De hecho, el año 2008, para Gamarra, está doblemente perdido: ya lo dijo el 13 de diciembre, a propósito del soterramiento. Y el propio PP, hace no mucho, lo gritó en letras grandotas
¡Pobre 2008 logroñés! El único consuelo es que no está solo: un quintal de años dosmilochos andan perdidos por ahí: el de Totana , por ejemplo, o el grancanario , o el de Cádiz , o el del Medio Ambiente … La del año extraviado es una metáfora interpartidaria (lo mismo socialistas que populares, Greenpeace que sindicatos agrarios) y sin fronteras.
Cuánta gente con las mismas ideas, ¿no? En La Rioja hay más: por ejemplo, el mismo Tomás Santos, cuando era aún jefe de la oposición, dijo que el 2005 había sido… ¿lo adivinan? Pues eso: donde las dan las toman, y las metáforas las carga el diablo.
¿Saben ustedes cómo son las cuentas del 2009 de Logroño? Pues, en palabras del concejal Vicente Uquía, es un presupuesto “social e inversor“. No está mal, no: las cuentas le han salido guapas al señor Urquía. La lástima es que se parezcan tanto a otras. Como:
En fin. Que no digo que yo que nuestros políticos hayan de ser Castelar todos los días. Pero un poquito de esfuerzo…