La censura tiene muchas caras. Los israelís, recordaba ayer, tienen la suya propia, y les funciona: van ganando la guerra de la información, además de la otra. Pero hay más guerras informativas por ahí. Algunas son menos sangrientas, pero no menos disputadas.
En los EEUU, por ejemplo, llevan años en guerra contra la pornografía en los medios de comunicación. El problema es la definición de “pornografía”. Como eso es algo tan difícil (y desde el escándalo de Larry Flyint , más), la cuestión ha acabado en una pura definición anatómica. Nalgas, genitales, pechos: NO.
Pezones, por supuesto, tampoco. ¿Es pornografía un pezón? Para los censores americanos, parece que sí: sobre todo si es el de Janet Jackson. ¿Recuerdan?
Pero el problema de las definiciones tajantes es que siempre hay fronteras en las que, según se acerca uno, lo negro es menos negro y empieza a parecer gris.
La última polvareda ha llegado no en los medios tradicionales, sino en ese internet supuestamente más moderno, demostrando de nuevo que el medio no es el mensaje. Facebook, la mayor red social del mundo, ha censurado las fotografías de mamás dando el pecho a sus bebés. El argumento: un pezón es pornografía… aunque esté en la boca de un bebé.
La cosa ha generado mucha polémica, dentro del propio Facebook y fuera, manifestaciones incluidas. La pregunta “¿Es amamantar pornografía?” queda en el aire, claro. ¿Lo es? Véalo usted mismo y decida.
Por cierto. Buscando por la red me he encontrado con un interesante estudio que demuestra que los jóvenes que hacen gala de su castidad acaban practicando el sexo igual (en cantidad y calidad) que el resto. A ver si el puritanismo no va a funcionar…