Carlos Otto-Reus es un joven periodista que trabajaba en El Día de Ciudad Real. Hasta hace bien poco: el pasado 27 de octubre publicó en su blog privado (“Modus Tolens”) un artículo titulado “Por encima del bien y del mal”, sobre las chapuzas cometidas en la construcción e intento de apertura del Aeropuerto de Ciudad Real.
El artículo le costó muy caro: uno de los aludidos era Domingo Díaz de Mera, propietario de El Día de Ciudad Real (y de muchas otras cosas, como el Balonmano Ciudad Real).
Otto Reus fue, en fin, despedido al día siguiente. Despedido por dar su opinión personal en un blog personal. No sé qué otras circunstancias concurren en el caso, no conozco a ninguno de los protagonistas, pero el asunto huele desde lejos: la vida del periodista crítico no es nunca nada fácil.
Hay más. Recientemente, Otto-Reus ha sido demandado por dos de los aludidos en su artículo, así como por un alto cargo de su periódico: le piden 6.000 euros cada uno por las injurias que dicen haber recibido en los comentarios anónimos al blog. Si el despido era incontestablemente injusto, esto sí tiene su cuestión: ¿Hasta qué punto es responsable el propietario de un blog de los comentarios anónimos que se dejen en él? Yo creo que bastante.
Y todo el caso tiene otra lectura: los métodos tradicionales de control de los medios de comunicación ya no funcionan. Internet ha resquebrajado eso, y cualquier intento se queda en ridículo. Sólo consigue hacer más ruido.
Ahí va el vídeo: juzguen ustedes.