Logroño se está cerrrando. O lo hacen sus tiendas. No hay calle sin local cerrado, ni esquina sin cartel de “se alquila”.
Y mientras tanto, ¿qué hacen los comerciantes de Logroño? O mejor dicho, ¿qué hacen las asociaciones que los representan? El espectáculo que han dado los comerciantes logroñeses alrededor de ‘Logroño Vivo’ en los últimos meses ha sido de todo menos edificante.
No es que nadie pudiera esperarse, la verdad, demasiado de la unión de los comerciantes locales. Ni siquiera por la defensa de unos intereses comunes en medio de la peor crisis en décadas. Porque la costumbre de andar poniéndose zancadillas unos a otros, de crear asociación tras asociación (casi por calle) y agrupación tras agrupación, y de dejarse llevar por filias personales y políticas estaba demasaido arraigada.
De hecho, poco se puede esperar de un sector que dejó que en Logroño se abrieran tres centros comerciales en unos meses sin, aparentemente, arquear ni una ceja.
El papel de las asociaciones gremiales (y de otras, como FER o Cámara) en aquellos años no fue precisamente muy eficaz para la defensa de los intereses comunes.
Pero, de nuevo, no deja de ser curioso. Mientras en otras comunidades discuten otras cosas, como la conveniencia de abrir o no los domingos (piquetes incluidos), aquí la pelea es por… No sé por qué.
Mientras tanto, el tiempo pasa. Y los comercios cierran. Y los comerciantes, a lo suyo. Aunque no se sepa qué es eso.