¿De qué van Sus Señorías? De verdad, señores senadores del Reino de España… ¿están ustedes en sus cabales? ¿Quieren quedarse con nosotros? ¿O es que han llegado a tal grado de ceguera política que no se dan cuenta de cuándo se pasan de la raya?
Por favor, déjenlo. Nos cuestan Sus Señorías mucho dinero; una cantidad indecente siempre, pero especialmente hiriente en estos tiempos. Dolería menos si el Senado fuera algo de verdad, algo con sentido y propósito. Mas viendo, como se ve, que ese tal propósito se detiene en demostraciones asnales como el pataleo de hace un par de días, tanto dispendio duele.
Peor aún: sabiendo como saben que la cosa está mal, que se recortan sueldos y pensiones, que los parados aumentan y que todos, en fin, andamos con los éstos de corbata, lo que están ustedes haciendo estos días es de juzgado de guardia.

Por si alguien no lo sabe, el Senado acaba de empezar a utilizar un servicio de traducción simultánea para que Sus Señorías puedan hablar en catalán, valenciano, gallego o euskera. O castellano, ya puestos. El tal servicio de traducción sale por la friolera de 6.500 euros… por sesión.
Todos ustedes hablan una misma lengua. Aparte de otras: todos y cada uno de los que allí se sientan comparten un idioma. Me parece muy bien que cada uno hable lo suyo con quien le entienda. Pero por favor: dejen de quemar mi dinero, nuestro dinero, en semejante estupidez identitaria, soberana tontería que no tiene nada que ver con el respeto merecido a las lenguas ni a las culturas.
O mejor aún: váyanse a su casa. Al menos, estos 264 parados serían bienvenidos.