¿Cenan los italianos? Es una pregunta de singular importancia, se lo prometo. ¿Comen los italianos? Fuera de casa, aclaro. ¿Hay restaurantes en Italia? La pregunta no es tan tonta como, reconozco, parece. Pero quizá requiera una explicación.
En Italia no se fuma. En casa de cada uno, o en la calle, sí. Pero en los lugares públicos del tipo que sea, no. No hay trattoria con cigarrillo, no hay bar con cenicero. Hace ya años que los transalpinos prohibieron el humo en lugares públicos y, sin embargo, oh prodigio, sigue habiendo bares.
Porque si uno oye a los hosteleros riojanos, uno diría que el armagedón se acerca. Próximamente, Dios mediante, se prohibirá totalmente fumar en los locales públicos españoles. La cosa es bastante lógica: el humo del tabaco es malo, y punto. Y aunque en su casa cada uno es libre de apestar a los suyos, en los locales públicos esa libertad se acaba.

Pero dicen los hosteleros que eso les va a hacer perder dinero. La primera reacción debería ser decir «y qué».O sea, que aunque los hosteleros se arruinaran en racimos, el beneficio para la salud lo merecería. Sobre todo para los hosteleros, curiosamente, a no ser que prefieran su cartera a sus pulmones.
Pero es que es extremadamente dudoso que vayan a perder ese dinero. ¿De verdad creen que la gente va a dejar de ir a bares o restaurantes porque no pueda encender su cigarro? Extraño concepto tienen de su negocio: o sea, ellos sirven bebidas y comidas, pero la gente en realidad va a fumar.
No se preocupen, señores hosteleros. Los italianos cenan. Quizá antes del postre se levanten a echarse su pitillito en la acera. Pero luego vuelven. Así que dejen de quejarse… y pongan un cenicero en la puerta.