Permítanme que les cuente tres cosillas. Tres asuntejos que no tienen nada que ver unos con otros, creo, más allá de la coincidencia de que todos hayan ocurrido, o al menos salido a la luz, esta misma semana.
Primera cosilla. La Policía ha detenido a una docena larga de personas relacionadas con una empresa pública, Acuamed, acusadas básicamente de llevarse crudo el dinero público al construir obras de depuración de agua. Un señor que trabajaba en esa misma empresa, Valiente de apellido y de actitud, se dio cuenta de todo hace un año y lo denunció ante el Consejo de Administración. Dicho consejo tomó inmediatamente medidas: Valiente fue despedido.
Segunda cosilla. La inversión en paraísos fiscales de las empresas españolas (ya saben, esas grandes creadoras de riqueza) ha crecido el 2.000% en el 2014. Esas mismas empresas invierten en las Islas Caimán 64 veces más que en Alemania. Todo es legal: semejante saqueo a las arcas públicas españolas (se calcula que son unos 550 millones en impuestos) está perfectamente permitido por la legislación vigente.
Tercera cosilla. 471 riojanos directamente y un montón más indirectamente se van a ir a la calle en junio, cuando cierre la fábrica de Altadis en El Sequero. Desde que Tabacalera dejó de ser Tabacalera, se privatizó, se fusionó primero con unos franceses y se vendió luego a unos ingleses, 11 de sus 12 fábricas en España han cerrado mientras, es de suponer, sus directivos españoles aplaudían con las orejas. El jefe de estos últimos, un tal Arrizabalaga, despedía gente en diciembre del 2014 para poder «mantener» la empresa. Año y medio.
Luego nos extraña que la gente vaya por ahí votando cosas raras. Lo raro es que no descuelguen el trabuco del abuelo.