La hora de la bici
Le propongo un ejercicio. Plántese usted un buen día, aguerrido logroñés, en cualquier calle concurrida. Y fíjese un ratito en los coches. Hasta que cuente cincuenta, por ejemplo. De ellos, apunte usted los que están ocupados por una sola persona. Me juego medio sueldo de abril a que le saldrán la misma cuenta que a […]