Muchas gracias, señores, de verdad. Me coloco en pie y en posición de saludo: viva la señora madre que les trajo al mundo. En verdad, en verdad les digo que no me había reído tanto desde la última reposición de ‘Amanece que no es poco’. Son grandes.
Sé que ustedes, señores políticos de la municipalidad de Logroño, no quieren ser cómicos. Sé que se toman lo suyo muy en serio, y no es de extrañar si uno piensa que, al fin y al cabo, en ello les va su sueldo. Pero, ilustrísimos, ocurre que no hay mejor cómico que el que lo es sin quererlo. Como esa señora que resbala en el paso de peatones y queda despatarrada, enaguas al viento. Uno no puede evitar partirse la caja.

La función de esta semana, sobre todo, es digna de un príncipe de la comedia. El argumento es magnífico: el PP denuncia que nada se sabe de unas esculturas ya pagadas y que deberían estar colocadas en diciembre de 2009. El Ayuntamiento dice que no, que las esculturas están hechas… pero que no las encuentra. Y que deberían estar en una nave industrial de donde también desaparecieron unas lonas (sí, unas lonas) que el PP supuestamente ‘distrajo’ del presupuesto indebido cuando mandaba.
Y lo dicho: andan ustedes muy serios discutiendo por estatuas desaparecidas y lonas inencontrables –ni en el Triángulo de las Bermudas, vamos– y a mí me da la risa. Es estupendo que, a tres meses de las elecciones, los próceres municipales hayan encontrado por fin la manera de darle a la ciudadanía lo que necesita. O sea, un buen rato.
Sólo les falta, ya puestos, sacarle rédito: cobren entrada. Que la cosa está muy mala.