Señoras, señores, están ustedes siendo engañados. O casi: los medios de comunicación de todo el mundo les están informando de la guerra de Gaza faltando a las más elementales normas de la profesión periodística. Sobre todo, a la primera y principal: la comprobación de las noticias que les cuentan.
No lo hacen (lo hacemos) por gusto, sino por obligación. Israel, en un extraño ejercicio para un país democrático, ha prohibido la presencia de periodistas en Gaza, incluso incumpliendo la orden de su propio Tribunal Supremo. Más aún: los pocos periodistas que había en Gaza (dos de Al-Jazeera) fueron detenidos sin miramientos. De nuevo, extraño ejercicio democrático.
Así las cosas, los medios se ven obligados a mandar sus crónicas desde sitios tan lejanos como Jerusalén o incluso Egipto, sirviéndose de fuentes más o menos propias y más o menos fiables del interior de la zona en conflicto, y sin posibilidad de comprobación, claro.
Mientras tanto, Israel va ganando su propia guerra de la información. El estado israelí ha sembrado la red de medios propios, incluyendo videos de Youtube y perfiles de Facebook y otras redes sociales, para difundir su versión. Juan Varela lo cuenta muy bien aquí .
La cuestión es, entonces, evidente. Nos bombardean con noticias casi al mismo ritmo que bombardean Gaza. Pero la pregunta que cada uno ha de hacerse es la de siempre: ¿Cómo lo saben? ¿De dónde sale esa noticia? ¿Cómo ha comprobado el priodista eso que me está contando?
Una tristeza más que añadir a un conflicto de por sí muy triste. Y un recordatorio de las dificultades que tiene esta profesión.