La puesta de largo de Tomás Santos y Cuca Gamarra como principales aspirantes a retener en un caso y recuperar en el otro la Alcaldía de Logroño ha aportado muy poco valor añadido al escenario de la política municipal. Cuatro años al frente del Ayuntamiento en una situación económica casi extrema hacían de Tomás el candidato obligado por parte del PSOE, mientras que Gamarra ha sido la denodada apuesta de los populares desde que la suma de escaños les despojara del bastón de mando.
Sin novedades en las cabeceras de cada lista y sólo subrayados en los mensajes-fuerza repetidos a lo largo de la legislatura, los gestos y los detalles cobran especial relevancia. En el caso de Gamarra, uno de los aspectos más llamativos en el pistoletazo de salida de su candidatura ha resultado ser el marco y el modo escogidos para presentarse ante la ciudadanía. En pleno Espolón, erigido más que nunca como símbolo de la capital riojana, Cuca ha estado arropada por la plana mayor del PP para engrandar una estampa en la que, casualmente, faltaba en la primera fila el que ha sido su principal avalista:Pedro Sanz.
Tras las continuas críticas que le achacaban escasez de autonomía y sumisión a los dictados del presidente de La Rioja, en la foto como candidata oficial no está quien le ha acompañado como una liebre en los primeros tramos de la carrera electoral. ¿Casualidad? ¿Una forma de desempolvar los estereotipos? ¿La certificaión de que Gamarra ya vuela sola?
Se admiten apuestas respecto al significado de las presencias y ausencias y sobre qué punto de Logroño escogerá Tomás Santos para emular la puesta de largo de su alternativa. ¿Será la calle Bretón peatonalizada por su equipo municipal? ¿Acudirá a la Gran Vía para refrescar el recuerdo de la gestión del PP?
