MALAS NOTICIAS
I Insiste el yayo Tasio en que desde que empezó la crisis el periódico es sólo un manojo de páginas llenas de malas noticias. Yo me esfuerzo en decirle que no, que lo lea a fondo, que en algún rincón siempre aparece un suceso que alienta a la esperanza, una historia que contradice su impresión. Cada día me cuesta más convencerle. Sobre todo en semanas como ésta, en las que se ha conocido que Cáritas-Chavicar va a presentar un ERE que dará como resultado la baja de una docena de trabajadores y la imposibilidad de seguir atendiendo a más de 40 usuarios que eran acogidos en los centros ocupacionales. Si los casos análogos en muchas empresas constituyen siempre una novedad desalentadora, que el protagonista sea Cáritas contiene un extra de pesimismo.
Al margen de cuestiones relacionadas con la gestión y la concesión de ayudas, el hecho de que paradójicamente sea una de las instituciones emblemáticas en la atención a los más desfavorecidos la que se vea ahogada por las apreturas de la situación económica transmite un mensaje de alarma sobre a dónde hemos llegado y, sobre todo, qué resta a los que tenían poco y se han quedado sin nada. Aquellos que siempre encuentran en Cáritas un refugio no de caridad, sino de apoyo y amparo. Sigo reacio a darle la razón a Tasio, así que cuando me repite su monserga yo me defiendo: el periódico no constituye sólo un puñado de páginas llenas de malas noticias. Con las nuevas tecnologías hoy también es una potente plataforma digital que informa en Internet de esas mismas malas noticias.
La fotografía es de Díaz Uriel y retrata al director de Cáritas, Marcial Menchaca, en las instalaciones de la entidad