El debate sobre la eficacia del sistema informático implantado desde el pasado verano en la Atención Primaria riojana y denominado ‘Selene’ ha alcanzado tintes bizarros. Después de que la cuestión encallara en el habitual bucle de denuncia política, han sido parte de los propios profesionales sanitarios han salido a la calle para advertir de la ralentización que comporta para su labor diaria trabajar con una herramienta que, certifican, tiene pocas ventajas y muchas trabas.
«Si entrara en la consulta un paciente con un pulpo en la cabeza no nos enteraríamos porque debes estar continuamente pendiente de la pantalla del ordenador para seguir los pasos del programa», explicaba esta semana con un punto de ironía y otro de impotencia un médico de familia local. La réplica del consejero ha ido por derroteros más defensivos que técnicos. «Lo usan 1.500 y sólo se quejan 30», ha dicho José Ignacio Nieto, como si minimizar el problema lo hiciera invisible y todo se resumiera en la presunta torpeza de un puñado de médicos, enfermeras y auxiliares peleado con las nuevas tecnologías. La respuesta la tienen los usuarios. Los que cada día sufren esperas innecesarias por la lentitud del programa y se sientan delante del médico/informático como si fueran trasparentes. Todos ellos pedirían mejorar ‘Selene’ y, de paso, que lo rebauticen con un nombre más digno que no suene a corista de mala reputación.
Foto: Juan Marín