Cuando venía caminando hasta el periódico he asistido a un episodio de surrealismo que sólo la realidad en bruto es capaz de construir. Un fenómeno paranormal que de forma automática he asociado mentalmente a lo que alguna vez me sucede en casa, cuando algún sábado por la noche estoy repanchigado en el sofá cambiando de canal en busca de una razón para no irme a la cama. Aprieto aleatoriamente el mando, y en ese impasse que tarda la pantalla en pasar de Tele 5 a Intereconomía y de ahí a La2, se cuelan las frases de cada uno de los presentadores o invitados de turno conformando una frase absurda que suele sonar así: «Y tiene que abandonar la isla de Supervivientes… Zapatero, que parece el demonio y lleva a España al desastre y además … yo, por mi hija, mato».

En el cruce del Espolón, mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en verde, se han cruzado varios coches de diferentes partidos de esos que van vomitando por la megafonía el lema de las diferentes candidaturas. En el aire de un Logroño todavía semivacío se han entrelazado los mensajes de cada uno de ellos, y como me pasa cuando cambio de canal, se ha creado la siguiente oración: «Sabemos perfectamente quienes somos y… ahora necesitamos una fuerza independiente porque… podemos seguir haciendo progresar a Logroño … y estamos centrados en ti». Cuando eso me pasa en casa, siempre acabo aburrido y apago la televisión.