La marca blanca del PP
Hay quien abjura de las campañas electorales por inservibles, redundantes y caras. Yo, sin embargo, les encuentro un punto bizarro y hasta de cierto romanticismo vetusto con esas encendidas arengas a la victoria, abrazos a troche y moche y promesas por arrobas. Pero su mayor virtud es la de servir como espejo público ante las contradicciones en las que incurren los partidos en esa agotadora carrera por el poder. La espina dorsal de la campaña del PP al Ayuntamiento de Logroño estuvo en la demonización del pacto entre el PSOE y el PR. Cuca Gamarra juró y perjuró que su meta era la mayoría absoluta, que ni por asomo acordaría una coalición con unos regionalistas “que no son de fiar” y que ahí estaban los tejemanejes de Logroño Turismo y las estatuas pagadas pero nunca encontradas con que asetearon a Santos y Varea durante el último tramo de su mandato. Subrayando ese discurso, Pedro Sanz tampoco perdió ocasión delante del atril del pueblo más modesto o en sus intervenciones parlamentarias para denostar a un PR que nunca nombró por sus siglas, sino con el apelativo que acuñó para descrédito de Miguel González de Legarra y los suyos: la “marca blanca” del PSOE. Sanz no dudó en calificar el bipartito PSOE-PR que gobernó en tiempos La Rioja como el causante de la “etapa más negra” de la comunidad autónoma, y cuando tuvo ocasión blandió la falta de acuerdo con Ángel Varea para que Julio Revuelta mantuviera la Alcaldía de Logroño en el 2007 como paradigma de sus férreos principios. Pasado el 22-M llegan los matices, y tanto en Villamediana como en Arnedo el PP gobernará junto a los regionalistas. Ambas localidades han sido de las pocas en que el tsunami popular no ha conseguido mayorías absolutas, con lo cual han tenido que llamar a la puerta del PR cuyos concejales, al menos en el caso arnedano, han valorado sobremanera el “aval de Gobierno de La Rioja”. ¿Lo que era una lacra en la capital riojana vale ahora para localidades de tanto peso como Villamediana y Arnedo? ¿Ha dejado el PR de ser la marca blanca del PSOE para ser la del PP en el mismo supermercado de los apoyos necesarias para gobernar? ¿Por qué indefectiblemente la formación bisagra acaba dominando el futuro urbanístico y no servicios sociales? Y la pregunta cuya contestación se antoja más enrevesada: ¿Por qué si Sanz es capaz ahora de repensar su opinión sobre las coaliciones y fue tan drástico hace cuatro años que hasta renunció a mantener el Ayuntamiento de Logroño? Hay quien opina que así conseguió amortizar a un Julio Revuelta con quien no comulgaba y luego el exalcalde le ha replicado con un partido propio que el PP, en su momento, vio como una amenaza para que Gamarra consiguiera los escaños suficientes para dirigir Logroño en solitario. Sólo Pedro Sanz tiene ésta y otras muchas respuestas. *Actualización: Y Santo Domingo, también 