Hacer más con menos, hacer más con menos, hacer más con menos… repite el yayo Tasio como un mantra. Por más que pronuncia esas cuatro palabras que los políticos invocan como el brebaje mágico que nos sanará a todos de la crisis, el abuelo no acaba de encontrarles sentido. ¿Significa eso que antes hacían menos cosas con más dinero?, se pregunta con esa demoledora lógica rural que me desarma. Yo, claro está, no sé qué responderle. Me limito a enseñarle ese escueto plan de austeridad del Gobierno riojano que habla de priorizar, recortar, ajustar, demorar, congelar y un montón de verbos acabados en ‘ar’ en los que, por más que mira el yayo, no encuentra una renuncia a privilegios propios más allá de esas cosillas que al parecer ahora son regalos pero antes tenían el rango de artículos de primera necesidad.

A Tasio le sigue sin encajar que se vaya a comprar más barato porque eso significa que antes se compraba caro, y se dice que qué fácil y vulgar es hacer un Actual grande cada dos años cuando lo difícil e imaginativo sería programar uno pequeño cada año para no perder la ración de protagonismo nacional que La Rioja se lleva cada primeros de enero. El abuelo se teme que su esquelética pensión vaya a volver a encogerse para sacrificarla ante el altar del déficit público y, un poco encabronado, me espeta que qué voy a aportar yo para sumarse a tanto súbito recorte. Sólo se me ocurre ahorrar el acento de aqui.

Fografia: Fernando Díaz

Un niño (muy guapo, por cierto) contempla una de las proyecciones ofrecidas este mismo año durante el festival Actual con la concatedral de La Redonda como pantalla.