La herida vasca amenaza con volver a sangrar en La Rioja. Esta vez en formato blíster y con receta previa. Como esas postillas que vuelven a supurar cada vez que uno tropieza, la decisión del Gobierno de Patxi López de no aplicar el copago farmacéutico en su territorio anuncia efectos colaterales en la comunidad autónoma. Lo han advertido los boticarios riojanos. Especialmente los que tienen sus oficinas en las localidades limítrofes a Álava y, sobre todo, los que acogen en verano avalanchas de turistas que veranean, se bañan, comen, beben, disfrutan… y también compran sus píldoras en La Rioja dejando aquí parte del dinero por comprar sintrom o antinflamatarios. O las compraban hasta ahora.
Como explica el presidente del Colegio Oficial, José Javier Vázquez, el porcentaje extra que los jubilados vascos tendrán que abonar en Haro, San Vicente o Logroño por sus tratamientos hará posiblemente que se retraigan. “Antes no venían con la maleta llena de medicinas, ahora es posible que así sea”, dice José Javier Vázquez. Cierto es que Osakidetza también contempla la devolución del sobrecoste para los vascos que compren en farmacias de otras regiones. Sin embargo, con las dudas y flecos que todavía quedan pendientes, ¿está dispuesto un pensionista vasco a esperar seis meses a que le ingresen un dinero que para él es una fortuna y para otros cuatro cafés al mes cuando puede ahorrárselo de entrada? Vázquez se teme lo peor. Lo peor económicamente (el impacto podría llegar al 20% de la facturación en algunos casos) y lo peor en unas relaciones institucionales que siguen en coma. Y curiosamente, otra vez por razones sanitarias.
El conflicto del pasado año a costa de la atención especializada de pacientes alaveses en el San Pedro se cerró en falso. Ni la promesa de un Fondo de Garantía Asistencial del que todavía se desconocen los términos exactos y el dinero concreto, ni los cantos de victoria de cada Gobierno, ni las llamadas a la lealtad… Nada ha saturado una brecha que no para de palpitar. Con todo ello, la esperanza de que un lehendakari se entreviste por fin con Pedro Sanz parece ciencia ficción y sólo una cosa anima a creer que la herida no acabe esta vez en hemorragia: las elecciones ya pasaron.