No es un inicio de etapa cualquiera para Miguel González de Legarra (Logroño, 1962). Tras el congreso que sancionó la fusión con Ciudadanos y el cambio de denominación del PR, los regionalistas aspiran a reforzar su papel político y contrarrestar los planes del PP. También el que incluye reducir diputados y acotar el peso de UPR.
-¿Qué estrategia tiene diseñada para el curso político?
-La misma que hemos seguido siempre: defender los intereses de los riojanos. En un escenario tan radicalmente cambiante, fijar una estrategia determinada es complejo. Es la política nacional e internacional la que va marcando el ritmo de la economía pero, en cualquier caso, seguimos pensando que lo más eficaz para combatir la crisis está en la política cercana que puedan hacer los ayuntamientos y la comunidad. El Gobierno riojano debe utilizar los recursos y competencias propios. Si sigue haciendo una política seguidista del PP nacional, seguiremos como hasta ahora: siendo una isla en el norte de España donde las cosas, por más que diga la propaganda, no están mejor.
-¿Está el partido suficientemente afianzado tras el último congreso y la fusión con Ciudadanos?
-Sí. La conexión de ambos partidos está totalmente resuelta y funcionando muy bien. Incluso mejor de lo que nosotros mismos habíamos pensado en el primer momento.
-Entonces anunció que el partido buscaría “rentabilizar” la incorporación de Julio Revuelta.
-Como secretario general, Julio está volcado en la vida interna de UPR y su labor es magnífica porque es alguien con gran capacidad y experiencia. De puertas afuera también ha tenido algún protagonismo en los medios y en la calle, donde es muy reconocido como exalcalde de Logroño. Revuelta forma parte de los recursos de nuestro partido, que son mucho más limitados que los del PP o el PSOE, y está siendo muy bien “rentabilizado”.
-¿Apunta ahora el discurso de UPR más contra los partidos minoritarios que puedan restarle espacio político que a los mayoritarios?-Jamás hemos planteado la política como un ejercicio de rivalidad con nadie. Siempre he defendido que los votos son sólo de los ciudadanos, y lo que tenemos que hacer es convencerles con nuestro trabajo de que UPR hace las cosas mejor y tiene un proyecto diferente. Tenemos, además, la virtualidad de ser un partido capaz de gestionar y “digerir” votos procedentes de todo el espectro político. Somos, en definitiva, un partido aglutinante de todas las tendencias políticas porque sólo defendemos La Rioja y no tenemos hipotecas desde Madrid.
-De concretarse la rebaja de diputados sugerida por Pedro Sanz, UPR sería uno de los más damnificados perdiendo uno de sus dos representantes en el Parlamento.
-No nos altera el paso esa posibilidad. Si hay que reducir el número de diputados, se hace. Lo que no entiendo es por qué ha decido bajar a 25 y no a 15. O a 12. No estando radicalmente en contra de ese planteamiento, si se quieren reformar las administraciones habría que hacerlo en toda su extensión. ¿Por qué se centra el debate en el Parlamento de La Rioja? ¿Por qué se presenta como una medida economicista y no para mejorar la efectividad y el dinamismo de la Cámara? En el mejor de los casos, ese virtual ahorro no se concretaría hasta dentro de tres años. Pero la ciudadanía tiene los problemas económicos hoy, y Sanz podría enfrentarlos desde el Ejecutivo ya y dejar al Legislativo que sea él quien fije cómo reducir sus gastos. Si no es así, es que estamos en otro debate y Sanz está buscando otros intereses.
-¿Qué tipo de interés?
-Desviar la atención. La propuesta de Sanz es, ahora mismo, un brindis al sol. Es un momento propicio para “vender” bien la eliminación de políticos, cuando la realidad es que no puede hacerse al menos hasta dentro de tres años y en el Ejecutivo es factible hoy mismo.
-La iniciativa mina ese autogobierno que los regionalistas siempre han ensalzado.
-La Cámara riojana es la más reducida, la más económica y la única de toda España donde no hay políticos profesionales, a excepción del presidente del Parlamento. Efectivamente, se trata de un ataque a la propia esencia de la autonomía. Pedro Sanz estaría más a gusto siendo un “Fabra” presidente de Diputación que un presidente de Comunidad y, cuanto más se reduzca el aparato de control institucional, más comodidad tendría para hacer sus manejos y ser el cacique que realmente es. Intuyo que ese es el objetivo final de la propuesta. Sobre todo, cuando nace después de que Sanz negara que se fueran a reducir diputados y al poco se le encienda una lucecita y cambie el discurso.
-Es la tesis que, con matices, comparte el PSOE al mismo respecto. ¿Es un signo del acercamiento que se entrevió el anterior curso?
-Es que es más fácil coincidir en el sentido común que en la sinrazón y el caciquismo. El discurso está perfectamente dirigido por Pedro Sanz. Y el ejemplo es esta entrevista: llevamos 15 minutos hablando de la reducción de un Parlamento que no se puede reducir ahora y sólo 5 de la crisis. Ese es el objetivo: sacar a la palestra cuestiones etéreas y restar tiempo de un debate serio sobre la situación económica. ¿A qué viene quitar cinco diputados cuando el gabinete de Ceniceros ha pasado de dos a siete personas, entre ellos dos chóferes? Sanz podría rebajar la cifra de altos cargos, aunque yo no se lo voy a pedir nunca. Si el problema real es que los resultados del Parlamento no se corresponden con su gasto, igual tendríamos que replantear el funcionamiento. O simplemente ahorrar quitando los muchos diputados mudos que acuden al hemiciclo.
-Sanz ya ha reducido consejerías, suprimido altos cargos, eliminado empresas públicas.
-Aquí hay mucha demagogia. Se pueden ahorrar muchos millones gestionando mejor, y no sólo con los sueldos de los altos cargos, que al final son el chocolate del loro. La Ader no revisa las subvenciones ni a quién se dan, no se utilizan los recursos públicos como resorte para el diseño de una auténtica estrategia regional… El dinero se gasta exclusivamente en función de intereses personales, y no con objetivos de región a largo plazo. Hace falta impulsar un sector, captar empresas que sirvan de motor económico y dinamizador… Pero esa estrategia no se sigue ni con el vino, donde sólo hay sometimiento a los intereses de las grandes bodegas y empresas de postín que han desembarcado atraídas por el nombre de Rioja pero no producen calidad. En esta comunidad el caciquismo se ha adueñado de todos los sectores y el Gobierno intenta controlar hasta los medios de comunicación. Ese el mayor fracaso de esta región en los últimos 15 años.
Fotografía: Jonathan Herreros