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Emilio Sáenz: “Hay que invertir en época de crisis”

Ingeniero Industrial por la Universidad de Zaragoza y máster en dirección de empresas por el IESE de Barcelona, Emilio Sáenz Grijalba (Logroño, 1962) llega a la presidencia de Volkswagen Argentina un año después de recalar allí como consejero delegado. Con 15.000 trabajadores directos a su cargo en la que es una las principales industrias argentinas, el riojano reflexiona también desde la distancia sobre la crisis española.

– ¿Qué supone este ascenso en su carrera profesional?
– Se trata de un importante paso más hacia adelante. Aquí, además de una fábrica de producción de coches en Pacheco donde fabricamos el Amarok, tengo a mi cargo otra factoría de cajas de cambio en Córdoba. También están bajo mi responsabilidad las ventas, que el año pasado superaran las 200.000 unidades, un banco para financiación, la red de concesionarios, etcétera? El paso fundamental consiste, en definitiva, en disponer y articular una unidad de negocio completa con un elevada facturación y gran peso específico en Argentina.
– ¿Cómo se traduce esa red en números?
– En la parte de producción contamos con 8.000 trabajadores y en la de ventas, con 7.000. Teniendo en cuenta que cada puesto directo genera cuatro indirectos adicionales, tengo a mi cargo una plantilla total de 15.000 personas más otras 32.000 que trabajan exclusivamente de una forma u otra para Volkswagen.
– Dan vértigo cifras así
– En absoluto. Es mi vida. Llevo ya 25 años en Volkswagen trabajando en distintas partes, yendo poco a poco, dando saltos progresivos. Somos la industria automotriz más importante de Argentina y una de las tres o cuatro más relevantes del país, así que el único vértigo está en la agenda con entrevistas y encuentros con la presidenta, ministros y otros mandatarios en un contexto cultural y político no complicado, sino distinto al de Europa.


– ¿Cuáles son esas diferencias? ¿Cómo digiere la animadversión que muestra el Gobierno de Kirchner a los intereses españoles?
– Mi relación con el Gobierno argentino es cordial y profesional. Tanto como lo ha sido en el resto de los países donde he trabajo porque, entre otra cosas, forma parte de mis cometidos. Respecto al entorno, suelo decir que cuando llegué a Argentina lo único que tenía en común con el país era el idioma. Y tampoco, porque aún hay expresiones y giros acá que se me resisten. A nivel personal, la acogida no ha podido ser mejor para mí y mi familia. Es decir que eres riojano y en seguida aparece alguien que desciende de Cameros, o que tiene familia en Logroño. Todo es amabilidad, afecto y cariño entre la gente.
– ¿Cómo vive la crisis Argentina?
– Aquí no existe apenas crisis. Hay muchísimas ventas de autos, la gente consume bastante, el movimiento es continuo. Lo que sí se siente con gran inquietud es la situación económica que vive Europa en tanto que nos influye muy negativamente a nivel de exportaciones, especialmente en España.
– Desde la perspectiva macroeconómica que le otorga su puesto, ¿cómo valora las medidas desplegadas por Rajoy?
– La coyuntura es problemática y la solución muy compleja porque las medidas de recorte y ahorro son durísimas para la gente y no generan empleo. Es como una pescadilla que se muerde la cola: para generar riqueza tienes que invertir, pero no hay riqueza para ello. En épocas de crisis hay que ahorrar, pero al mismo tiempo debes invertir porque de otra forma quedas fuera del mercado. España se enfrenta a una ecuación muy, muy, muy complicada ya que, además, no se da la confianza precisa para invertir en España por capitales de otros países.
– ¿Cuál sería su receta?
– No soy quien para hacer propuestas de tanto calado. Lo único que puedo apuntar es mi experiencia, que pasa por ser eficientes y productivos en el trabajo. O llanamente: hacer las cosas muy bien porque la competitividad en un mercado globalizado es brutal. A nivel macro de Europa debería abrirse la vía a préstamos, no sé si con o sin rescate, para poder invertir. Fue lo que hicimos en Landaben y lo que estamos aplicando ahora en Argentina, donde llevamos invertidos 150 millones de euros en una planta y una cifra similar en la otra.
– ¿Y La Rioja? ¿Le queda algún margen de maniobra?
– Esa es la pregunta del millón. Lo básico, en el contexto de La Rioja, es apoyar muchísimo a la mediana empresa y ser muy competitivos porque hay que pelear contra Alemania y otros gigantes. Para ello es preciso tener muy buena formación de base en profesiones básicas como matriceros, electrónicos, mecánicos… Y para ello, la FP que se hacía en mis tiempos en la Industrial o Jesuitas es crucial. Supongo que el vino, la agricultura y los servicios ya están más que explotados, y aun siendo importantes, yo siempre apuesto por la industria por su condición de motor económico, de supermultiplicador de puestos indirectos. Por eso la clave sería favorecer la creación de industrias de cualquier tamaño y, por supuesto, que no se marche ninguna.

Fotografía: Sergio Cutuli


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